Acompaña
nuestra interlocución el crepitar, la súbita combustión, de tantas teorías
sobre la comunicación fallida, imposible.
Absorta
escucho tu historia, tu voz en tu rostro hilvanando el relato de quién sos, de
lo que has vivido, de una vida que es siempre, en mayor o menor medida, un
combate contra la muerte.
Cenizas que
se lleva el viento son las tesis y objeciones abstractas a esta vida de sonido
y miradas que fluye entre nosotras, que nos recorta del mundo, del bar, del día.
Ese eterno
transcurrir de una voz y una escucha en el que las horas no pasan sino que
danzan… se olvidan su tarea y se detienen a celebrar este encuentro nuevo,
milagro inmanente de la existencia.
Hacen las
horas una ronda, juegan al pato-ñato, son horas-niñas que son solo juego, que
se distraen, porque papá-Tiempo se ha dormido la siesta de nuestro diálogo.
La palabra
es una arteria comunicante por donde me transfundís la sangre de tu pasado… y
las horas-niñas juegan ahora a las escondidas porque se las ha relevado de su
obligación cotidiana.
Es una
escucha alternada pero también desordenada porque queremos contarnos tantos
relatos que somos... se abren como flores al sol de esta iluminada
interlocución profunda.
Danzan las
horas sueltas y danzamos nosotras sin movernos de las sillas… como dos nenas
que en el colegio se toman de la mano y corren cantando por el parque… ese
horizonte terrenal de todo lo vivido, con toda la diversa vegetación de
nuestros días.
Las nenas
se cantan sus alegrías y sus tristezas. Todos esos estribillos que acompañan la
música de lo que somos.
Y como a
las nenas en un recreo infantil nos suena el timbre de lo ordinario, del “se
hizo tarde” y “mañana hay que levantarse temprano”.
Caminar al
colectivo juntas como última excusa para un rato más juntas, para compartir
alguna graciosa complicidad-coincidencia más, hasta despedirnos en un abrazo fogoso,
hecho de esas mismas brasas que hicieron crepitar -hasta que solo queden
cenizas- tanta teoría que dice que esto, nuestra interlocución, nuestra danza,
nuestra transfusión de existencia en palabras, no podía ser.