viernes, 9 de octubre de 2015

Acompaña nuestra interlocución el crepitar

Acompaña nuestra interlocución el crepitar, la súbita combustión, de tantas teorías sobre la comunicación fallida, imposible.

Absorta escucho tu historia, tu voz en tu rostro hilvanando el relato de quién sos, de lo que has vivido, de una vida que es siempre, en mayor o menor medida, un combate contra la muerte.

Cenizas que se lleva el viento son las tesis y objeciones abstractas a esta vida de sonido y miradas que fluye entre nosotras, que nos recorta del mundo, del bar, del día.

Ese eterno transcurrir de una voz y una escucha en el que las horas no pasan sino que danzan… se olvidan su tarea y se detienen a celebrar este encuentro nuevo, milagro inmanente de la existencia.

Hacen las horas una ronda, juegan al pato-ñato, son horas-niñas que son solo juego, que se distraen, porque papá-Tiempo se ha dormido la siesta de nuestro diálogo.

La palabra es una arteria comunicante por donde me transfundís la sangre de tu pasado… y las horas-niñas juegan ahora a las escondidas porque se las ha relevado de su obligación cotidiana.

Es una escucha alternada pero también desordenada porque queremos contarnos tantos relatos que somos... se abren como flores al sol de esta iluminada interlocución profunda.

Danzan las horas sueltas y danzamos nosotras sin movernos de las sillas… como dos nenas que en el colegio se toman de la mano y corren cantando por el parque… ese horizonte terrenal de todo lo vivido, con toda la diversa vegetación de nuestros días.

Las nenas se cantan sus alegrías y sus tristezas. Todos esos estribillos que acompañan la música de lo que somos.

Y como a las nenas en un recreo infantil nos suena el timbre de lo ordinario, del “se hizo tarde” y “mañana hay que levantarse temprano”.

Caminar al colectivo juntas como última excusa para un rato más juntas, para compartir alguna graciosa complicidad-coincidencia más, hasta despedirnos en un abrazo fogoso, hecho de esas mismas brasas que hicieron crepitar -hasta que solo queden cenizas- tanta teoría que dice que esto, nuestra interlocución, nuestra danza, nuestra transfusión de existencia en palabras, no podía ser.