jueves, 29 de septiembre de 2016

Soy un ser de las profundidades


Vivo abismada en un plano de lo real tan profundo como insoportable.
Calles pavimentadas de preguntas. Sin esquinas donde descansar.
Me interpela lo profundo, me llama… me llama adentro mío y adentro tuyo.
Un afán de penetrar siempre más… siempre más.
Mi mente es un falo.
Mi lengua, también.
Me gusta bucear-me.
Me gusta bucear-te.
A veces pido permiso, pero las más, no.
Me sale la penetración en la profundidad como respirar.
Involuntaria. Necesaria.
Honesta, pero violenta.
Molesta, sí. Intensa.
Una posibilidad hecha habilidad, hecha hábito, hecha carne.
Hecha yo y ya no otra cosa.
Me habla antes de que piense si quiero abrir la boca.
Me vuelve toda palabra, cuestión reflexión.
Soy falo que penetra.
Pero también labio hospitalario.
El silencio es un esfuerzo pero no una solución.
Las profundidades y yo hablamos un diálogo permanente,
a puertas cerradas, a bocas cerradas.
A oídos imposibles de ser sordos…
Que escuchan desde adentro el rumiar de mi existencial excavación.
El mundo y la vida se han vuelto un mar.
Profundo, picado, voluminoso, inabarcable.
Me hundo más de lo que nado.
Me ahogo como un modo de la respiración.
Mis pensamientos son branquias.
El peso del cuerpo en suspenso me pesa.
No soy más liviana en este mar.
Y sin embargo es casa. Es hogar.
Un mar de profundidades,
con oleadas de argumentos,
y tormentas de reflexiones,
y una costa salvadora que siempre se busca
en el horizonte interminable de la profundidad que me envuelve.
Una costa que nunca llega.
Una tierra prometida que no aparece.
Mi isla profunda de agua y vida
me ahoga y me deriva.
Me lleva sola y a los otros.
Me llama y los llama como sirena.
Encanta el falo penetrante de la profundidad desconocida.
Puro labio que recibe y da.
Que te besa con las palabras que te hieren.
Creer que es una violencia femenina,
una violencia de transición,
de devenir,
evitable pero irresistible.
No soy su fuente sino su cuerpo.
Me llama en vos lo que de vos me llama.
Y la boca se abre,
Y las olas rompen,
Y el mar te traga.
En esta boca femenina.
de profundidades difíciles,
de caricias cálidas,
de preguntas necesarias,
de cuestiones irresolubles.
Un beso que es palabra y muerte.
Labios que son sed y vida.
Penetrando el mundo de lo profundo.

Donde pocos viven pero todos pertenecen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario