viernes, 10 de agosto de 2018

“Vos me iniciaste en el feminismo”

Ayer hablábamos a la madrugada con una amiga luego del rechazo del Senado a la media sanción de la ley de IVE... nos acompañábamos en un momento de bronca, de decepción... ustedes entienden. En un momento mi amiga me dice que me agradece haberse iniciado en el feminismo a través mío porque le regalé un libro que a mí también me terminó de cambiar la cabeza, abrir los ojos y reclamar mi cuerpo: me refiero a "Historia de una desobediencia. Aborto y feminismo" de Mabela Bellucci. Recuerdo haber visto que el libro se había publicado por Capital Intelectual y ya el título me interpeló. Me lo compré y me lo llevé a mis vacaciones de verano de 2015 en Chile, vacaciones con mis amigxs en las que tuve varios momentos elegidos de soledad, de irme a Lastarria a elegir un cafecito y llevarme ese libro que leí con mucho interés pero también con cierto temblor de manos: ¿terminaría de asumirme feminista y a favor del aborto, yo que estuve toda la vida personalmente en contra? (No en contra de que otrxs lo hagan porque siempre entendí que las leyes deben ser laicas, separando creencias religiosas de normas comunes a una sociedad de creencias diversas... pero mi crianza católica me lo prohibía terminantemente como decisión propia, fuera o no legal). Ese verano fue una vacación mía, en compañía, con mis amigxs, pero con una lectura elegida para testear hasta dónde podía transformarme, hasta dónde me podía llevar el feminismo en el que estaba entrando tímidamente desde hacía un par de años antes de ese verano.
Recuerdo que el libro me sirvió tanto... no solo para entender por qué el derecho a decidir sobre el propio cuerpo culmina el proceso de asumirse feminista, sino porque además era una lectura que hablaba de la tradición del feminismo en Argentina, recorrido reconstruido por una compatriota para que alguien que como yo quería iniciarse en esa tradición en su forma nacional-internacional y en la cuestión del aborto tuviera una herramienta introductoria no por general sino por generosa, porque aunaba recorrido histórico con lucha teórica y política hasta nuestros días. Por eso, cuando terminé de leer el libro, se lo recomendé/regalé a mi querida Claudita Camporini -que por más que sea muy lindo lo que me dijiste, sos feminista y luchadora política en general desde la cuna; yque cada marcha que hubo nos encontramos, nos abrazamos y la terminamos casi siempre cenando juntas, eso de lo mejor del amor feminista <3
Pensé entonces cómo mi feminismo también llegó de la mano de amigas y de libros. Desde que nos hicimos amigas en 2011 con Elsa Drucaroff tuve una educación feminista invaluable que se daba en el conocernos, en el conocerla, en nuestras charlas íntimas, teóricas y políticas, en cada cena a solas, con cada copa de vino y reflexión sobre nuestras vidas privadas, nuestros amores, nuestras búsquedas, nuestras escrituras, nuestro ser mujeres y feministas (primero ella, que ya lo era y luego yo, que me convertí gracias a ella). Elsa Drucaroff no solo me recomendó un libro que me cambió la cabeza -"El orden simbólico de la madre", de Luisa Muraro: lo que Luisa te dijo, Elsa, se cumple siempre: las mujeres se vuelven un poco más inteligentes luego de reconocer que nuestra cultura patriarcal borra de nuestras memorias que fueron nuestras madres -hoy diríamos "cuidadorxs primarixs" (es un libro que está "fuera de moda", pero hay que leer "madre" y entender que se habla de una función y de su historia asociada al cuerpo femenino) las que primero pegaron las palabras a las cosas cuando nos dieron a conocer el mundo pero el patriarcado luego pone en el orden simbólico del padre el prestigio del conocimiento y desprecia ese primer orden que nos habían dado (léanlo... se pueden pelear con mucho pero no tiene desperdicio la tesis central). Pero Elsa no solo pasaba un libro importante para ella a mí, también escribió su propia teoría feminista, su "Otro logos" y así me dio también el antecedente de que se puede escribir teoría y literatura y que ambas son tareas políticas y feministas (no por nada le pedí que prologara mi propio libro-asunción-de-feminismo).
Pero también el feminismo me llegó de una educadora más silenciosa, más de a cuenta-gotas, alguien que nunca será un perfil alto porque no lo necesita: tiene en la fuerza de su posición política y feminista una seguridad que no requiere espectáculo: mi querida Mariela Solana, mi hermosa amiga y una mujer un poco más joven que yo pero mucho más madura en su feminismo. También fue la amistad con ella la que me trajo más influencia feminista a la vida, en cada pequeño gesto y acción, en cada viaje y charla, en libros que van y vienen -te acordás esa hermosa noche con vinito en mi casa empezando a leer "Living a Feminist Life" de Sara Ahmed? No pudimos seguir el impulso y el deseo de "leer textos feministas porque se nos canta, con vino y sin deadlines, sin academia que pida papers" porque la vida y el trabajo nos pasó por arriba... pero retomamos cuando quieras!! Marie me transmitió el feminismo en cada respuesta inesperada a problemas que pensamos juntas, en cada thinking outside de box que le escuché y que me dio la clave de que esta mina brillante no solo es una amiga amada sino también alguien a quien hay que seguirle el train of thought (el uso del inglés es un chiste interno, sepan disculpar), la evolución de su pensamiento porque tiene mucho propio, diferente, potente para dar (y recién empieza!!).
Entonces, a qué va todo esto: a que el feminismo te llega y te abraza como te llegan y te abrazan muchas de las mejores mujeres y amigas de tu vida... también te abraza en mujeres que no se dirían feministas -cómo cuesta decirse "feminista"... será porque se sabe que habrá un costo social? será que se tiene introyectado desde chicas que eso es cosa de brujas, putas, conchudas, locas?- pero aunque no se denominen así te muestran en sus actos y su fuerza que "femenino" no tiene nada que ver con lo peyorativo, lo inferior, lo subordinado. El feminismo llegó y nos abrazó a muchas en muchas formas... en Argentina existía desde hacía mucho tiempo (como reseña el libro de Mabela) pero se recreó a sí mismo, uniendo anteriores y nuevas generaciones en el Ni una menos que devino marea latinoamericana y global y luego marea verde que nos ha abrazado a todas, a todes e incluso a todOs, así, en masculino. La vida te sorprende en mareas que te abrazan y te lanzan a otras orillas... cuesta, duele, no siempre se vive como victoria, pero hay nuevos territorios para poblar ya no como conquistadores genocidas sino como precarixs cultivadorxs en plural, como colectivo, en esa dependencia primaria de lxs otrxs -que tiene que ver con la maternidad y la crianza en nuestra cultura porque tiene que ver con como se ha entendido ancestralmente la generación de la vida- cultivadorxs de una Tierra que sea más libre, más justa, más igualitaria sin hambre ni muerte por abortos clandestinos.

10 de agosto de 2018

pd: ahora que terminé de escribirlo, voy a llamar a este texto "Vos me iniciaste en el feminismo"... porque para esto, como para el lenguaje, no hay "yo" sin "vos".

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