sábado, 11 de abril de 2020

El movimiento carnal-anarquista

Hay que empezar a preparar la resistencia para lo que se venga después de la pandemia.

Declaraba un importante epidemiólogo que asesora a Trump que tendremos que olvidarnos de saludarnos dándonos las manos. Eso lo dice porque habla desde Estados Unidos, donde la gente no se besa, como nosotrxs lxs argentinxs, al saludarnxs. A nosotrxs, entonces, nos prohibirán además de la mano, lxs públicos besos.

No sabemos qué alcance tendrá aún pero se viene post-pandemia un mundo obligado a cambiar en sus hábitos sociales y de afectos. Un nuevo régimen de control del contacto entre las carnes.

Por eso hay que prepararse para resistir, para no entregar nuestro derecho a tocarnos con las manos, con los labios, con las lenguas, con los cuerpos. El derecho a compartir la carne. La reproducción social del erotismo y el afecto.

Propongo que fundemos, que vayamos organizando, el movimiento carnal-anarquista. Una revolución no violenta de la carne. Un pasaje a la clandestinidad de aquellxs que no podemos, que no queremos, vivir en un mundo en el que se restrinja nuestro derecho al contacto, a la contaminación amorosa de nuestro bordes corporales.

Podríamos quizás tener una palabra clave, una contraseña: “En el principio fue la Carne”, diremos al golpear las puertas de nuestros escondites anarcos (“En el principio fue el Verbo”: ¡me da risa! -se nota que escribió un varón la Biblia).

Tendríamos que gestionar nuestros encuentros con mucho cuidado. Cuidado, esa será la palabra que opondremos a la tiranía de la higiene. Cuidado que nos permitirá evitar enfermarnos, nos conducirá a protegernos a nosotrxs y a quienes no se sumen a nuestro movimiento, por supuesto. Nosotrxs no queremos imponerle nada a nadie. Nosotrxs seremos obedientes ciudadanxs del mundo físicamente distanciado de la pública sociedad civil postpandémica. Por supuesto. Colaboraremos en no esparcir contagios, en no exponer a nadie. Incorporaremos nuestros propios modos de protección mutua. Habrá jabones, lavandinas, limpieza recurrente. Por supuesto. Pero lo nuestro será cuidado, no higiene impuesta que extralimita su relevancia hasta transformarnos en lx futurx ciudadanx contacto-fóbico que se viene.

Tendremos que ser muy cuidadosxs también de mantener en un absoluto secreto los movimientos de nuestro movimiento. Además de una contraseña habrá algún guiño en la calle, cuando veamos a otrx de lxs nuestrxs pasar a distancia prudencial obligada. Pero nos guiñaremos el ojo, o nos tiraremos un beso (sin tocar la boca con las manos, por supuesto). Lo haremos para recordarnos nuestra pertenencia profunda a esa comunidad de contacto, de necesidad de afecto, de carnes encontradas en la alegría solidaria del abrazo clandestino.

Celebraremos reuniones. Tendremos que ser cuidadosxs en el modo en que las convocaremos y en el modo de confiar en incorporar compañerxs nuevxs. Tendremos que hacerlas itinerantes: ofrecer nuestras casas o escondites colectivamente. Pondremos horarios convenientes. Llegaremos todxs bien limpitos y desinfectadxs pero igual el primer ritual será el de lavarnos o bañarnos. Puede haber duchas colectivas. Podemos enjabonarnos unxs a otrxs. Hay que pensarlo. Y cuando estemos todxs segurxs de que hemos removido todo infecto virus o bacteria de nuestrxs cuerpos, una campanita sonará y se iniciará la hora de la carne.

Habrá reuniones de besos, abrazos, de mimos entre amigxs.

Habrá reuniones de abuelxs con nietxs jugando y riendo.

Habrá reuniones de sexo entre enamoradxs, metejoneadxs con consentimiento, parejas, novixs, esposxs.

Habrá erotismo aleatorio entre compañerxs.

Habrá labios, habrá lengua, habrá manos, habrá dedos.

Habrá masajes para lxs contracturadxs.

Habrá caricias que sequen lágrimas para quien sea necesario.

Habrá un rincón para abrazar a lxs nuevxs para que de a poco vayan ingresando en las opciones de nuestro mundo de diversos afectos.

Habrá sesiones especiales para compañerxs tristes o angustiadxs: varixs de lxs compañerxs voluntarixs acostarán a lx compañerx en una suave colchoneta perfumada de lavanda o quizás romero. Se ubicarán alrededor de lx futurx mimadx, en los cinco puntos cardinales de la carne: dos a sus pies, dos a sus lados, unx delante de su cabeza. Se empezará la sesión con suaves movimientos de las manos en sus extremidades y leves masajes en su cabello. Se procederá a aumentar la circunferencia del tacto. Se podrá echar un óleo perfumado en su cuerpo. Se le darán besos en mejillas y frente, en la palma de la mano. Se le dirán palabras reconfortantes. Se le permitirá entrar en un apacible sueño. Se podrá terminar la sesión con un fuerte abrazo en silencio de cada unx de lxs voluntarixs a lx compañerx recuperadx.

Tendremos comités. El comité de escondites. El de dinámicas de afectos. El de protección para erotismos seguros. El médico-higiénico. El de organización de bacanales: habrá que preparar ricas comidas, sabrosos postres, bebidas frescas y alcoholes amigxs. El comité de protección mutua. El comité de comunicación clandestina. El comité psico-emocional. El comité económico que organizará la recaudación no compulsiva de donaciones, presupuestos y fondos.

Tendremos delegadxs para las reuniones de comités globales. Tendremos traductores. Tendremos acuerdos comunes y mucho espacio para libertad de acciones. Haremos retiros carnales anuales.

Tendremos el diario anarco-carnal. Será nuestro medio de comunicación con todxs lxs compañerxs nuestrxs que existan sin que lo sepamos. Lo circularemos con prudencia. De mano en mano.

Y cuando nos descubran, tendremos planes de contingencia. Tendremos rutas de huida. Vehículxs esperando en puertas traseras. Quizás entre nuestrxs compañerxs tendramos amables espías: quienes nos cuiden vigilando si alguien que quiera proscribirnos se entera. Resistiremos con creatividad y sin violencia. Mostraremos certificados médicos de que no se ha incurrido en ningún delito higiénico porque entre nosotrxs nos cuidamos mejor que con cualquier aislamiento impuesto.

Escribiremos canciones y relatos. Bailaremos mucho, todo el tiempo. Desnudxs o vestidxs. Disfrazadxs y maquilladxs. Haremos fiestas temáticas. Habrá entre nosotrxs maestrxs de ceremonia, stand-up-erxs, declamadorxs, cómicxs, performers. Bailaremos cumbia, rock, electrónica, tangos, reaggetaon, lo que queramos.

Y cuando las reuniones terminen, un nuevo baño antes de salir al mundo en el que pretenderemos pasar desapercibidxs frente a la nueva policía del afecto, frente a lxs jueces de la carne. Iremos saliendo pausadamente de a unx. Mantendremos la distancia social necesaria. Cumpliremos con reglas y decretos. Volveremos a hogares, escuelas, universidades, teatros, restaurants, empresas, áreas de gobierno, donde sea que trabajemos.

Y secretamente sonreiremos. Clandestinamente estaremos repletxs de afecto en la carne, de libido, energía, alegría.

Hasta el próximo encuentro.


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