Viajaba en colectivo a mi trabajo, a dar clases, y como
suele suceder, algo de escritura se gestaba como mera reflexión habilitada por
el tiempo muerto del cuerpo que se traslada a un destino… cuando el cuerpo se
aquieta exteriormente, parece que se puede agitar mejor interiormente.
Saqué el cuaderno en el que llevaba el texto de la clase
resumido y escribí esto:
Cómo quiero escribir, o qué dar en la escritura.
Quiero abrazarte de manos y piernas, que se abra el suelo a
tus pies y hundirte conmigo hacia un mundo subterráneo, oscuro, confuso,
angustiante, hacia todo aquello que está bajo la superficie de lo que ves y
pensás… hundirte como una profunda penetración hacia vos mismo, arrastrado por
una mujer para ver lo que está ahí, lo quieras ver o no. Ejercer una violencia,
una violación de la negación, pero sin dejar de abrazarte, sin soltarte, sin dejar de hacerte compañía. Y que vos así,
aunque no lo hayas elegido del todo, también me acompañes a mí, me hagas un
poco de compañía en ese submundo al que no dejo de volver una y otra vez,
cuando voluntariamente me abismo, pienso y escribo.
Después pensé por qué escribí como hablándole a un hombre…
por qué no agregar ese o/a que permite apelar al lector masculino y al
femenino. Y me respondí que no es solo una decisión por la belleza posible de
la prosa… que es en realidad una decisión de hablarle a lo masculino de todo
lector desde lo más femenino de quien escribe.
Nota inauguradora: Todo nace de algo que deja de ser, sobre todo cuando se escribe. Tuve antes un blog pero este lo desplaza, lo consuma. Entre ese blog y este hay un año vacío: el 2012, año en que no pude escribir como quiero. Ahora puedo y, para celebrarlo: blog nuevo.
Los amantes de los restos del pasado, clickear aquí: http://wwwhechosconsumados-lg.blogspot.com.ar/
Nota inauguradora perfeita!
ResponderEliminarGracias, Suelen... sos siempre bienvenida!!!
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